La ansiedad, depresión, ira y desesperación les atacará y también se agravarán con el agotamiento. La pérdida puede ser aceptada intelectual, emocional y socialmente de forma progresiva, y la agonía de la separación puede ser paliada gradualmente, pero cuando finalmente llega la muerte, y lo hará sin duda, quedará todavía mucho “trabajo de duelo” por hacer.
Al igual que el paciente que está perdiendo el control y siente que ya no es quien era, las personas en duelo se enfrentan a un nuevo mundo por descubrir y aceptar. No se les puede apresurar a atravesar el entumecimiento, el dolor emocional, la conciencia progresiva del vacío de la pérdida y el aprendizaje final de volver a vivir.
Algunos necesitan mucha ayuda para poder expresar sus sentimientos a lo largo de todo este tiempo, y puede que al final necesiten permiso para dejar de lamentarse y permitir que otros compromisos reemplacen ese vacío.
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