Hoy me han dado
tentaciones de mandar a todos a la mierda he irme contigo.
Vaya mierda con tener
que pagar mi usufructo para que les salga bien de precio el heredar, esto se está
dilatando en el tiempo y no creo que este para julio. Es más, creo que habrá que
pedir una puta prorroga.
Que hartón, esta
mañana he visto que han llegado nuevos vecinos a “nuestra manzana”, al paso que
van llenan los Columbarios en lo que queda de año. Qué suerte, he pensado
mientras sacaban las cenizas de los coches. Es una pena que quien quiera vivir
muera y que quien quiera morir viva. Seguro que esos dos no querían morir y yo,
que se lo pido a Dios todos los días, aquí me tienes, una pura injusticia.
Esto debería de
ser como el nacer; si nadie me pidió permiso para traerme a este mundo ¿Por qué
he de pedirlo yo para abandonarlo? ¿Por qué tanta hostia para proporcionarme un
fármaco que me duerma plácidamente y que de ese sueño jamás despierte?
Te acuerdas cundo
me “intoxique” con el Orfidal, solo conseguí pasar unos días atontado. No supe
calcular la dosis, ni el medicamento, ni el tiempo, ni tan siquiera el riesgo
de vomito. Entonces si puede que fuera
un acto irreflexivo, entonces te tenía a ti para que cuidaras de mí.
Controlaste mis impulsos e incluso conseguiste que me jubilaran porque, si llega
a ser por mi me voy de la empresa, me vuelvo a colocar de camionero y me
empotro con el camión contra cualquier viga de cualquier puente, no es lo mismo
empótrate tu solo con el camión y la carga, que con un autobús y setenta
personas que no tienen culpa de nada.
Pasamos diez
duros años con sus subidas, bajadas, cambios de medicación y hasta un ingreso y
tú siempre estuviste a mi lado. Ahora que parecía que las cosas iban mejor te
me mueres en seis meses. Ni tan siquiera me has dejado devolverte un poco de lo
que tú hiciste por mí. Ahora maldigo el día que me conociste. Lo maldigo porque
te merecías algo mejor.
Si algo me
consuela en este momento es que, tengo el medio, los conocimientos y la
determinación para poner fin a mi vida placidamente, sin tener que volarme la cabeza, el día que quiera o mejor, cuando pueda, porque
tenemos todo muy mal hecho. Esta vez no te preocupes que no fallare.
¿Cuántas veces te dije que teníamos que hacer
testamento, uno igual al de tus padres? Para que, me decías, si no hace falta,
si tal y como lo tenemos tu eres usufructuario de todo y las chicas herederas.
Pues toma no te creas que no hay que revolver “cósicas”, esto parece el cuento
de nunca acabar por no hacer las cosas bien cuando vivíais las dos hermanas.
No sé si voy a
conseguir aguantar mucho tiempo más, porque cada día lo paso peor. Este “mal
moral” que me corroe por dentro, se que nunca acabara. La gente dice que hay
que dar tiempo al tiempo, pero como me conozco yo no me conoce nadie, ni mi
psiquiatra, y sé que cada día el dolor va a ser mas grande, más profundo. Nuestras
hijas tienen sus vidas, sus problemas y
preocupaciones y yo, poco puedo hacer por ellas si ni tan siquiera me valgo
para mí.
Mañana tengo la pantomima
mensual con la psicóloga y al final de mes cita con el nuevo psiquiatra, espero
que el gestor acelere un poco todo y a ver si no vuelvo a verlos más.
Te quiero y
espero reunirme lo antes posible contigo
Tu marido
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