Acabo de subir a casa. Venia de la gestoría y me he
encontrado con el dueño de “Pardon”, te
acuerdas, donde comprabas la ropa. Pues bien se ha enterado hace tan solo ocho
días de tú fallecimiento. Casi tres meses que te has ido y me viene con esas.
¿Pues qué pensaba, que nos habíamos separado? ¿No me está viendo todos los días
ir a comprar solo?; algo sumamente extraño pues siempre nos veían juntos. ¿No
ve acaso mi semblante? ¿Por qué no me pregunto antes si te ocurría algo, si
estabas enferma quizás? ¿De qué cojones cree que me sirve ahora su “lo siento
mucho”, si no para que vuelva a subir a casa llorando?
Todos los papeles están en el gestor, el coche esta casi
vendido ya que si no me responden rápido se lo llevare a la compraventa, este
fin semana pienso realizar una confesión general, y preguntar al yerno de Pilar
que tengo que hacer con las armas de fogueo, en cuanto venda el coche comprare
el columbario y pagare todos los gastos que haya hasta la fecha y, respecto a la perra, como se suele decir “que
sea lo que Dios quiera”.
Tres meses cariño, el día doce harán noventa días desde que te perdí para siempre en esta vida, solo me reconforta el saber que me esperas en el mas allá. Que tu mano me guiara hacia lo que la gente llama “la luz” y que de nuevo estaremos juntos, esta vez para toda la eternidad.
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