" Aprendes a fingir cuando la vida te cierra la puerta en la cara. Cuando al levantarte te das cuenta que tienes una nueva companera,la soledad. Cuando el mundo que te rodeaba cambia en un segundo y te das cuenta que es otra tu realidad. Cuando miras a tus hijos a los ojos y sonries. Cuando en tus ojos hay lagrimas y el culpable es el viento. Fingir, la mejor manera de ensenarle al exterior que es ciego. Si, por que la verdad es que estas muriendo"
Cuando la vida deja de tener sentido, acude a tú mente la idea de quitarte de en medio y volar. Pero, pues siempre hay un pero, la mente comienza a jugar contigo y te hace sentir culpable de lo que tú decisión puede causar en la psiquis de los demás.
Sabes que nadie va
a comprender tú decisión, libremente adoptada. Es algo que en nuestra cultura
se ve contra natura, y que se relaciona con desordenes mentales.
Estando de acuerdo
en esto último, ¿cómo puede alguien condenar a un enfermo por intentar dejar su
sufrimiento atrás? ¿Cómo puede la Iglesia Católica, condenar al suicida por no
poder soportar la pena que le produce “vivir”?
¿No dice el señor, “misericordia
quiero y no sacrificios”? ¿Puede un Dios que entrego a su hijo para redimir
mis pecados, condenarme por poner fin a mi vida para reunirme con él y con
quienes me precedieron? ¿En verdad quiere vernos cargados de tristeza y
sufrimiento, tanto físico como psíquico? ¿Qué quiere Dios que haga ahora que
Rosa no está? ¿Que quiere que haga si ella era la que cuidaba de mi desde hace
once años? ¿Va a remitir mi enfermedad o al contrario, aumentara al no estar
ella para controlarme, para hacer que tome la medicación, para calmar mis
ataques de ira, mis ataques de pánico? ¿Esperara a que cometa alguna acción irremediable
en alguno de mis múltiples cambios de humor?
Estoy agradecido a
Dios, porque cumplió conmigo. Tengo que darle las gracias porque
siempre en mis oraciones le había pedido que me permitiera cuidar de Rosa, que cuando estuviera enferma no se viera sola, que pudiera estar junto a ella y me diera fuerzas para llevar su enfermedad hasta el final. Pero ahora que todo ha terminado, no puede pedirme que continúe viviendo, sin lo que ha sido todo para mí.
siempre en mis oraciones le había pedido que me permitiera cuidar de Rosa, que cuando estuviera enferma no se viera sola, que pudiera estar junto a ella y me diera fuerzas para llevar su enfermedad hasta el final. Pero ahora que todo ha terminado, no puede pedirme que continúe viviendo, sin lo que ha sido todo para mí.
Estoy de acuerdo
con la psicología en que los hijos sufren cuando un progenitor se suicida, pero
hay veces en que un mal cura otro mal. Yo se que debido a mi trastorno no puedo
controlar mis impulsos, además estoy ciclando muy rápidamente pasando de la
depresión a la manía en cuestión de horas con lo que ello conlleva. Por eso
creo que lo mejor es pensar la manera menos traumática para todos y reunirme
con la persona que lo fue todo en mi vida.
Que Dios me perdone, estos pensamientos.
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