y tu ausencia me sigue devorando
en las tardes que siguen existiendo
y que, malditas, te han sobrevivido.
Yo sigo aquí morando en este templo
hoy por la furia de tu ausencia devastado
soldado fiel, custodio tus recuerdos,
tus besos recuento cual monedas
que forman mi ingrávido tesoro.
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