aun sin lágrimas en los ojos, te lloro.
Porque mis ojos se han secado de repente
y me han gritado:
para qué nos quieres ya si ella se ha ido.
Hoy te añoro,
y cuando menos lo espero
las lágrimas golpean los frágiles cristales de mis ojos.
Como viejas ventanas mis ojos cierro
la lluvia se queda fuera
el dolor, dentro.
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